martes, 16 de febrero de 2010

En busca del placer

Los seres humanos nos pasamos la vida buscando el placer y huyendo del dolor. Sin dolor no nos importaría morir, y sin placer no nos importaría vivir. El placer hace que segreguemos unas hormonas llamadas endorfinas, también llamadas de la felicidad.



Cuando el cerebro las segrega hace que nos sintamos bien y que nos alejemos del dolor. Determinadas actividades placenteras, como por ejemplo leer, comer, escuchar música, hacer deporte, hacer el amor, etc.. hacen que aumente nuestro nivel de endorfinas. Por ejemplo ante una dolencia física una actividad de dicho tipo puede hacer que momentaneamente nos sintamos mejor, ya que la segregación de endorfinas anulará en parte la sensación de dolor.

Hay un ejemplo en "El Cerebro del Rey" que me ha llamado la atención. Como ya he comentado, la práctica del sexo es una de entre las muchas actividades placenteras que nos proporcionan endorfinas. Es más, popularmente placer se asocia única y exclusivamente a la práctica de esta actividad. Supongamos una pareja practicando sexo en el campo. Una vez finalizan, al relajarse bajará su nivel de endorfinas y empezarán a notar las incomodidades del campo: piedras, roces, hormigas, etc.. En definitiva la bajada de sus niveles de endorfinas hará que se acerquen al dolor.


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